sábado, 24 de mayo de 2008

Isra en el rocódromo

Dedicado a todos mis amigos y muy especialmente a la pandilla de frikis con la que he escalado o que han formado parte de mi vida de escalador, ayudándome a encontrar la fuerza necesaria para superarme día a día: a Pepe y Laura, por embarcarse conmigo en esta aventura cuando necesitabamos imaginarnos haciendo algo distinto; a Pedro Quiles, por enseñarme que siempre quedan cosas que aprender; a la familia de la Unión Excursionista de Elche (Ramón Pagán, Fernando, Cayuelas, Soriano,...) por estar ahí abriendo vía; a Germán, por hacernos ver a todos que esto es también un juego; a Ramón y a Santiago, porque nos une algo más que una cuerda; y muy especialmente a Eva, que siempre será mi compañera de cordada y mi amiga por más kilómetros que nos separen. También a los Treparriscos de Soria (Rosana, Edu, Nines, Bea, Ratón, el Profe, Javi, Pablo, Victor y un largo etcétera) porque no hace falta decir que escalando no importa de donde vienes sino adonde vas.
También dedico esta macarrada de video (que lo es) a todos los que habeis soportado mis historietas sin entender necesariamente muy bien lo que os estaba contando. A Papá y a Mamá. A José y Ruth. A Jorge y Carolina. A Juanma, vieja mofeta. A Manolo y a Lidia. A Carmen. A Bea. A Elena. A Chema y a Nacho, simpáticos. A Mariu, César, Marta, Roberto, Lorena, Sole... Sois demasiados y demasiado grandes, como algunas montañas.
A Mónica.



miércoles, 14 de mayo de 2008

Y parió la abuela!!


Pues sí, pero la abuela resulta que era galápago europeo, de esos que hay en Navarra y en Extremadura pero en Soria no es tan habitual.
Pues aún así, y con dos días de diferencia y sin demasiado parentesco (voces autorizadas nos sugieren que uno de ellos pueda ser ruso, de Vladivostok para más señas) llegaron a nuestras vidas Antonio Gala (por Gala-pago) y Rodapiés.
Nuestro compi Victor, que trabaja en la Junta (no la militar, sino la de Castilla y León) se las trajo del curro, ya que unos guardias las encontraron y se las llevaron allí; y aquí siguen, esperando a que venga un experto que les haga el test Voight-Kampff tortuguil y las suelten en algún río en el que mis pobres machos no hallarán hembra que les sacie.
Debo decir que, dentro de lo surrealista de la situación, es bastante simpático ver un par de dinosaurietes "correteando" libremente por la casa. Por cierto, hay que ver la cantidad de pelusa que sacan de todas partes...